lunes, 16 de abril de 2012

Cogiendo ritmo.

La cosa marcha.
Después de varios días haciendo el mismo recorrido por la zona de Monte Orgegia y acabando en un estado lamentable y con un tiempo ridículo cercano a los seis minutos el kilómetro, decidí correr unos días por asfalto en terreno mas o menos llano para comprobar si mis problemas de lumbares y gemelos eran cosa del cambio de modalidad (Trail, por carrera por asfalto) o bien se debían a mi penoso estado físico.
El resultado del ensayo confirmo mis sospechas, mis lumbares y gemelos seguían sufriendo, quizás no con la misma intensidad, pero sufriendo.
Esta claro, puede que el trail sea más duro y que requiera de una técnica especial a la hora de correr que yo no poseo, pero el problema por ahora no es otro que mi físico.
Esto a decir verdad lo que hizo fue espolearme en mi objetivo de mejorarlo, y seguí corriendo por el monte.
Bueno pues ahora, una semana más tarde creo que, como digo al principio de esta entrada, la cosa marcha.
He conseguido bajar el ritmo en el circuito de montaña a cinco minutos y treinta segundos, pero lo mejor es que acabo bastante entero. Esto me ha llevado a decidir que es hora de aumentar la distancia de entreno. Actualmente estaba haciendo seis kilómetros y medio, y la idea es subir a nueve, que es lo que solía entrenar a diario antes del parón. Además voy ha hacer un circuito por esta misma zona que alguna vez hice ya antes para que me sirva de referencia y ver cómo me encuentro en comparación con el año pasado.
Ya veremos.
A  todo esto, este último domingo también salí con la bici de montaña, que ya había ganas.
Cogí la Specialized Enduro, ya que no iba ha hacer muchos kilómetros y la idea era buscar zonas técnicas para disfrutar un poco de subida de adrenalina más que de subida de ácido láctico.


Cuando ya estaba a punto de retirarme para casa por que hacia un día bastante desagradable (viento y fresquete) recibí una grata sorpresa en forma de mensaje al móvil. Mi amigo y compañero de andanzas bicicleteriles Jordi, que estaba convaleciente de una reciente operación en el dedo meñique de su mano izquierda, me mandó un mensaje para decirme que quería probar a salir en bici, y como no, quede en que iba hacia su casa a recogerlo y aunque fuera por carril bici me apuntaba a pedalear con el.
Pues bien, como este, Jordi, es otro cabezón, y más valiente que todas las cosas, lo que iba a ser un tranquilo paseo por el carril bici hacia San Vicente, se convirtió en una subida a la Serra Grossa por el lado del colegio de los Jesuitas y la bajada por la parte de la Albufereta. Con dos cojones, y sólo tres semanas después de abrirle el dedo de parte a parte. Que tío, unos minutos antes estaba ingeniándoselas para poder ponerse el guante en su mano herida, y después aguantaba por los caminos de la esta sierra alicantina, no sin sufrimiento, las vibraciones que le transmitía la bici a través del manillar a su maltrecho dedo. Un crack.


Al final la mañana acabó con treinta y cinco kilómetros de bici en mis piernas, a ritmo pachanguero, eso si, pero lo suficiente para volver a reactivar las ganas de seguir montando.
Semana completita, ahora a probar a correr más distancia y ver como se da.

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